En España, hasta hace relativamente poco tiempo (quizás hasta los años ’70), los niños no solían tener muchos juguetes, por lo que debían utilizar su creatividad.
Así que usaron los diferentes materiales que tenían más a mano para recrearse con sus juegos, como por ejemplo: piedras, palos, patatas, telas en desuso . . . Entre tantos «inventos» e intentos, llegó el momento del archireconocido y famosísimo juego de la patata caliente.
Presta por favor atención a las instrucciones del juego:
Los participantes se sientan en un círculo, y uno de ellos se quede fuera; los que están sentados, a la señal del monitor, se van pasando la patata caliente de mano en mano, (si hay música, al ritmo de la música). El que se ha quedado fuera, en un momento dado, grita ¡papa caliente!, quemado, y queda eliminado el que tiene en ese momento la patata.
Este juego es aún más emocionante si ponemos simultáneamente dos patatas para jugar.
Pruébalo, y verás lo divertido que es; para la patata se puede usar también un globo, un peluche, un sombrero, etc, lo que quieras.
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